9 feb 2024

Rutas

Desde que comenzó el evento "Postales desde el Limbo" en 2008, he participado en todas sus ediciones. En esta ocasión hice tres mapas o rutas que son significativas para mí, con pintura acrílica y lápices de colores.

 
El camino del peyote, acrílico y lápices de colores sobre papel A6, 2023  
 

Edificio naranja, acrílico y lápices de colores sobre papel A6, 2023   
 

Crecio un carballo, acrílico y lápices de colores sobre papel A6, 2023  
   

En esta última edición sucedió algo que no me había pasado en ninguna de las anteriores, antes de acabar el año, recibí un mensaje a mi instagram de la persona que compró las tres ilustraciones, las tenía en su casa enmarcadas. Me hizo mucha ilusión recibirlo.

     

18 ene 2024

El liquido sagrado de Chalchiuhtlicue

 

 
El liquido sagrado de Chalchiuhtlicue, acrílico sobre tela. 2021
 
 
El tema era el agua, y hacía tiempo que quería pintar unas manos color tierra, así que las incluí en el cuadro como recibiendo a la lluvia o los ríos. Los chorros que caen, son la simbología de la diosa mexica del agua, Chalchiuhtlicue. Lo disfruté y me gustó el resultado final.
 
 





 


10 dic 2023

Al llegar, saqué los libros de la caja, los coloqué cerca de la cama y entonces fue mi hogar

 

Comencé a leer libros con gusto y disfrute como a los 10 años, no fui un niño lector de los que siempre tienen libros en las manos, aunque los consultaba a menudo para buscar las respuestas a las tareas de la escuela. El primero que me fascinó fue "El Principito", aún lo hace.

Cuando pensé en "Cuatro páginas", fue porque recordé que a los 16 años salí del departamento del Sauz en Guadalajara, y no sabía con precisión dónde viviría, si me quedaría de nuevo en casa de mis abuelos maternos, o en Tepic, o en el DF o incluso en Puebla. Llevaba mis cajas para no sé dónde. Una de ellas decía: "Libros y Música". Varios meses después, cuando terminé el ir y venir de casa en casa y de ciudad en ciudad, saqué por completo el contenido de esa caja en el departamento de "Loma Bella" en Puebla. Entonces entendí que donde colocaba mis libros y discos era mi hogar. Si tengo mis libros cerca, me siento seguro, cálido y protegido.

Supongo que mis sentires y muchas otras sensaciones orgánicas viven en cada una de las personas que participan en "Cuatro páginas". Por eso debíamos intentar hacer una publicación así. Como todos nuestros libros anteriores, hemos recurrido al mecenazgo colectivo para imprimirlos, dejo aquí el enlace https://vkm.is/cuatropaginas con toda la información y con todas las posibilidades para hacerte con el tuyo.

Las postales que diseñamos y que acompañan a "Cuatro páginas", tienen "frases hechas" relacionadas con los libros y la lectura, empleadas como metáforas de la vida.

La portada la hará Marthazul, y desarrollará la idea de las alas de las mariposas como páginas de un libro, es un concepto precioso que puedes conocer mejor en palabras de ella misma en su blog.

Hicimos también un par de marcapáginas que intentan recordar que los libros son muy importantes pero que no son la única manera de preservar conocimientos ni transmitir saberes. La oralidad, el observar y escuchar a la naturaleza, a los ciclos del mundo también son libros.
 
Lo dicho, si quieres "Cuatro páginas", tienes unos cuantos días para pillarlo desde Verkami, te dejo de nuevo el enlace https://vkm.is/cuatropaginas
 
Gracias. 

14 abr 2023

Todos los colores, todas las posibilidades

Todos los colores, todas las posibilidades, acrílico sobre lienzo, 22 x 16 cm. Dedicado a mi maestra de pintura y dibujo del Hospicio Cabañas. Primavera del 2023. Y su precio es de 85€.

Tenía muchas ganas de estudiar pintura, y además quería hacerlo en el lugar donde no pude cuando era adolescente, porque entonces no nos alcanzaba el dinero. Terminé arquitectura, solo me hacían falta algunas horas del servicio social y mi examen profesional. Trabajaba en un despacho de arquitectura y urbanismo (de deshonestos y tramposos), así que decidí utilizar el dinero de hacer el anteproyecto de una Academia de policías, o de amontonar casas en un fraccionamiento, en apuntarme al primer cuatrimestre de pintura y dibujo del Hospicio Cabañas de Guadalajara.

Fueron unos meses felices. El espacio que tienen destinado en el centro cultural más importante de esa zona del país, es maravilloso, aulas enormes, bien ventiladas e iluminadas, alrededor patios con naranjos y fuentes. Una gozada de lugar para ponerte a pintar y dibujar.

Pero lo mejor y más importante de ahí fue la maestra, de la que no recuerdo su nombre, y no he conseguido averiguarlo. Ella también había estudiado en el Cabañas el ciclo de pintura y dibujo, después de terminarlo y al paso del tiempo, la llamaron para ser la profesora del primer cuatrimestre. 

Antes de pintar nos dedicamos varias semanas a dibujar, la maestra nos explicó un montón de cosas, como técnicas y maneras que aún utilizo. Lo hacíamos en unos bancos con unas tablas enormes para pegar hojas de gran formato y que a su vez apoyábamos en nuestras piernas, no he vuelto a ver esas mesas - taburetes de dibujo en ningún sitio. Sus sesiones de dibujo las disfruté bastante. 

Una de las experiencias que más me gustaron fue cuando comenzamos a pintar, porque lo hicimos con materiales que no conocía. La escuela está en el centro de la ciudad, se encuentra en el oriente, al cruzar la línea "que la dividía" en dos, en su momento era un río, ahora es la Calzada Independencia. Ahí había muchos negocios peculiares, que solo encuentras en esa zona. Salimos de la escuela con la maestra y en excursión caminamos hasta una "Tlapalería y ferretería" ahí cerca. Ese negocio lo atendía un señor que seguramente llevaba toda su vida a cargo del mismo. La maestra le pidió pigmentos, le enumeró los colores y nos llevamos bolsas de a kilo de cada uno. Volvimos a clases y ahí repartimos en botes pequeños, los pigmentos para cada una. Creo... que eran los colores primarios y secundarios. Para pintar mezclábamos los pigmentos con pegamento blanco o con pintura blanca, según la espesura que requiriéramos.

La maestra nos hacía hincapié en la composición de los cuadros y de los dibujos, ella fue la que me enseñó el truco de entornar los ojos para encontrar las luces y sombras de los objetos. Nos habló de la composición hacia la derecha y de ocupar el espacio al 80%, nos indicó como utilizar el lápiz, y cómo colocar el cuerpo, brazos, mano, muñeca al dibujar. Hacía su trabajo con cariño y se sentía agradecida con la vida por ser profesora del Cabañas.

Me gustaría recordar su nombre, me gustaría haberlo encontrado y saber cómo está ahora, qué hace, si sigue dando clases... Pinté "Todos los colores, todas las posibilidades" para recordarla a ella y esa preciosa experiencia, cuando unos adultos y adultas, acompañadas por nuestra profesora, hicimos una excursión por aquel barrio lleno de historia. Donde por razones colonialistas mandaron a los habitantes originarios a vivir y trabajar al otro lado del río, a ese lado del río, donde se construyó la iglesia y el mercado de San Juan de Dios, un hospicio, que ahora es museo y que tiene una escuela de arte y donde alrededor hay un montón de negocios peculiares y muy "tradicionales". Sentía tanta ilusión en aquel momento.

Por eso de esa ferretería y tlapalería sale una estrella, hojas de ficus, flores de amapa, agua y una ballena, porque durante mucho tiempo utilicé esos pigmentos de colores que compramos allí. Poco a poco fui dejando la arquitectura, para dedicarme a la pintura, y ese fue uno de los primeros pasos.

Desde entonces, en parte gracias a mi maestra y otras maestras, he pintado muchas ballenas y me gustaría seguir haciéndolo por un rato más.

 




7 abr 2023

El taller de Mundo a pie de calle

El taller de Mundo a pie de calle, acrílico sobre lienzo, 22 x 16 cm. Dedicado a Maruja Mallo. Primavera del 2023. Y su precio es de 85€.

Maruja Mallo es maravillosa, conocí su trabajo viviendo aquí en Galicia. Antes de eso nada y no lo entiendo, en realidad sí, las mujeres artistas primero debían ser musas de "alguien" y después artistas. Entre ser persona migrante, exiliada y muy amiga de artistas republicanos y republicanas, la fueron olvidando. Los últimos años de su vida la volvieron a tomar en cuenta y murió en su querido Madrid, sintiéndose apreciada. Su obra e influencia en España podría ser similar a la de Frida Kahlo en México, pero aún no es así. 

Después de ver en vivo un primer cuadro de Maruja Mallo, el de "Mujer con cabra", me conmovió tanto que quise saber y ver todo lo que pudiera sobre ella. Y así lo he hecho, durante mucho tiempo ha sido mi búsqueda, he trabajado proyectos y cuadros alrededor de ella. Me fascina lo que hizo y cómo lo hizo, fue exiliada, emigrante, rebelde, olvidada y después recordada, excéntrica, políticamente incorrecta y muy galega. 

Sus cuadros son lecciones de geometría y composición, de armonía cromática, de síntesis, de abstracción y un enorme catálogo de recursos pictóricos y expresivos. Las temáticas y elementos que utiliza son el resultado de una profunda observación de lo que la rodea, de lo cotidiano, su lenguaje plástico lo encuentras al caminar por cualquier arenal galego, en una fiesta popular, en una tarde de trabajo en la leira y eso me encanta. Porque en medio de un chapuzón en el mar, si se te enreda un alga en la mano o el brazo, ahí está Maruja.

Creo que en Galicia así como en México, mezclan la realidad y la naturaleza con la magia, por ejemplo en celebraciones como la de san Xoán en verano o en la de Samaín en otoño; la pintura de Maruja recoge esa atmósfera, sus obras son tan galegas, llenas de misticismo y tan locales que por eso son universales.

"El taller de Mundo a pie de calle", quería que fuera muy "Maruja", hice la misma escena de "Mujer con cabra", solo que la hice más geométrica, más cercana a los cuadros más recientes de ella. Pinté a Papá Mundo, mi bisabuelo paterno en el centro geométrico, trabajando en su zapatería. Por la acera tan poblana, pasa mi tía María, va rumbo a la iglesia para la misa de la tarde. Detrás de ella vuela un colibrí, que es el alma de mi abuela Meche. En una esquina de la puerta de entrada al taller, coloqué la pequeña bugambilia en una maceta, antes de que Papá Mundo la plantara en el jardín de santa Inés y que ahora después de medio siglo es una bugambilia enorme, tan alta como los árboles.

En ese cuadro todas son fantasmas, en el dintel de la puerta está el ojo que todo lo ve. El espacio está dividido en cuatro y coloreado con los tres colores extraterrestre o de las tres lunas: blanco, rojo y negro, y un espacio con la luz de la realidad. Es un cuadro metafísico, como algunas de las cosas que hacía ella.

Mi viaje con Maruja no ha terminado, ni quiero que termine. Seguiré disfrutando y aprendiendo de su trabajo. Intuyo que más tarde o más temprano la tratarán como se merece.





 

31 mar 2023

Buhigas va

Buhigas va, acrílico sobre lienzo, 16 x 22 cm. Dedicado a pintora canadiense que no sé su nombre. Invierno del 2023. Y su precio es de 85€

La escuela de Artes Plásticas de la Universidad de Guadalajara está en el centro de la ciudad, es un espacio inspirador, ha sido muy importante en el transcurrir de la vida artística y cultural de todos y todas. Yo estudié en ese Centro Universitario la carrera de Arquitectura, en los edificios que están en la Barranca de Huentitán, pero algunas asignaturas optativas podías hacerlas ahí.

Aunque a esa escuela siempre podías encontrar un buen motivo para visitarla. Ya llevaban tiempo con un programa de intercambio de estudiantes, por lo que pude conocer pintoras españolas, chilenos y una canadiense que me impresionó mucho. 

En la azotea de esa escuela sucedían muchas cosas, también había aulas y algunos talleres para pintar. Ahí arriba estaba ella, era una pintora joven, seguro que teníamos la misma edad, un año arriba un año abajo. Venía de algún lugar de Canadá. Pintaba un cuadro de gran formato, en la escena había un hombre joven, moreno, guapo, de ojos claros y con una sonrisa tímida. Estaba sentado en un sofá. Alrededor de él flotaban decenas de rosas vistas desde arriba, solo se veía la flor no el tallo, eran de distintos tamaños, todo pintado con muy buena técnica y realista, no excesivo, pero sí muy preciso.

El sofá que pintaba estaba ahí dentro del taller, y muchas fotos del modelo también. Era un albañil que trabajaba en las reformas que hacían en alguna fachada de la Escuela de Artes Plásticas.

Ella hablaba un poco de español y yo un poco de inglés así que con nuestros pocos nos pudimos comunicar. Le pregunté por los motivos del cuadro que estaba pintando,  y me explicó de manera muy atenta: que eligió al modelo porque le pareció un hombre hermoso, le pidió permiso para hacerle fotos y le explicó que lo pintaría, él accedió. Como en las fotos estaba sentando descansando de su jornada laboral y fumando, decidió sentarlo en el sofá destartalado que había dentro del taller, y las rosas flotando las puso porque le recordaban a Guadalajara.

En México según mi experiencia, crecemos dentro del racismo, desarrollando el colonialismo y el clasismo que heredamos, en cada uno de nuestros actos. Hay frases que ejemplifican eso como: "mejorar la raza", que quiere decir que hay que aspirar a que las generaciones venideras sean más blancas y se ajusten a parámetros físicos europeos, ojos "claros", pelo "claro" y facciones "europeas blancas". El hecho de que yo haya estudiado arquitectura implica ascender en las clases sociales y en muchas ocasiones se me cuestionó practicar o trabajar en otros oficios que "se supone los arquitectos no debemos hacer". Cuando ves gente pidiendo en la calle, es común escuchar: "Están así porque quieren" o "Son unos huevones". 

Aquel joven trabajaba de albañil, o incluso en un puesto de subordinado, seguramente era ayudante de albañil, tenía la piel morena, vivía en un barrio popular, o venía de algún pueblo cercano a la ciudad... Eso me hacía preguntarme y preguntarle a ella por qué lo había pintado. Nuestro racismo y clasismo me pesa tanto, y todos los días trabajo por quitármelo. Eso es lo que aprendí de la pintora canadiense y de su hermoso cuadro, de la que después de buscar y rebuscar no pude encontrar su nombre.

"Buhigas va" lo pinté emulando a aquel joven albañil, pero Buhigas no se dedicó a la construcción, fue obrero compañero de mi suegro. Era lo que llamaban "el chico de los recados", he escuchado referirse a él de maneras que no me gustan. Es la segunda vez que lo pinto, porque me parece un ser hermoso, que ha pasado por el mundo con sencillez y sin hacer daño a nadie. Le gusta ir a diario y varias veces a la estación de trenes a mirar como van y vienen. Cada vez más viejo, más encorvado, con más dificultades para caminar y más lleno de ternura. Las xestas flotan a su alrededor, esas flores que me recuerdan a Galicia, como aquellas rosas que a ella, le recordaban a Guadalajara.





 

24 mar 2023

Un mar como una casa

Un mar como una casa, acrílico sobre lienzo, 16 x 22 cm. Dedicado a Marthazul. Verano del 2022. Y su precio es de 85€

Me apetecía mucho organizar una exposición de arte postal, había participado en algunas en Cuba, Kuala Lumpur y más sitios. Lo que hacía era juntarnos varias artistas y mandar todos nuestros trabajos juntos, para así ahorrar en correos. Le empecé a dar forma, pedí apoyos de instituciones y salió adelante. Era el año 2007, en ese entonces todo se gestionaba distinto a cómo se haría ahora, la convocatoria fue por medio del email, del entrañable messenger de hotmail y también hubo gente que en sus blogs le dieron difusión, fue una especie de boca a boca digital. Se llamó "Artistas corresponsales en tiempos de...", el nombre me lo sugirió mi amigo Gabriel Torsán. La muestra fue en el Museo del Periodismo y las Artes Gráficas de la ciudad de Guadalajara y patrocinada por el periódico el Informador. Recibí cientos de obras de decenas de artistas de todo el mundo. Entre ellas, dos de una artista española que firmaba como "Marthazul".

Las obras que mandó eran unas fotos de su ciudad (Vilagarcía de Arousa) intervenidas con pelos de color azul. Era un trabajo de lo más peculiar, poderoso e imposible que no llamara la atención... Un año después caminaríamos juntas por esos paisajes urbanos de Vilagarcía.

Compartir la vida, el día a día con una colega de profesión se convierte en una escuela, en una reflexión constante. Porque sin hablar de pintura, hay pintura. Sin mencionar los colores, las formas, las emociones, los proyectos, las ideas, están ahí todo el tiempo, porque el estudio siempre es hogar, el caballete es un árbol y los cientos de cuadros colgados en las paredes son refugio.

Pintar es de mis actividades favoritas de la vida, pero eso no significa que quiera hacerlo en todo momento, disfruto pintar en mi mente, y eso también lo hace Marthazul, así que muchas veces hablamos de lo que se ve y de lo que todavía no se ve. Es conmovedor ser testigo de cómo ella empieza una idea en su cabeza, si es a partir de una canción, a veces es probable que hayamos coincidido en el tiempo cuando la escuchó, o cuando me habló de aquellas líneas del libro que leyó y con las que comenzó un boceto, o aquella injusticia que vivió y que comienza a pintar con digna rabia.

He aprendido a pintar con Marthazul, gracias a ella he mejorado mi técnica, y he ido descifrando mi camino como pintor profesional. La pintura ha sido mi salvación emocional, me ha alimentado, vestido y cobijado siendo inmigrante, ha sido mi sustento y ha hecho mis días luminosos. 

Ver como Marthazul ejerce el oficio de pintora, con técnica, frescura, desde la rebeldía, en el feminismo, con el mundo natural como protagonista y con valentía; me ha inspirado y me ha dado el valor de hacerlo también. Con ella he aprendido a decir NO o Sí con todas sus consecuencias y compromisos. Viéndola trabajar he re-aprendido a hacerlo. Hemos pintado decenas de murales juntas, muchos cuadros a dos manos, intervenciones, performances, libros, discos, obra gráfica, talleres, cursos, clases y muchas cosas más. Así que la retroalimentación ha sido brutal. Me ha influenciado mucho, muchísimo, pero caminar juntas no significa hacerlo sobre las mismas huellas. Es como un paseo por el monte, a veces es el mismo carreiro, pero las hojas, los árboles, los bichitos y las flores qué y cómo las vemos es muy íntimo y personal.

Nunca pensé que un cuadro se podría pintar durante años, que se podría dejar reposar y al hacerlo, es como pintarlo porque así poco a poco se va tejiendo lo que seguirá. Así es, los cuadros también reposan, cambian e incluso mueren.

Fue emocionante y conmovedor verla pintar a contrarreloj el cuadro para su moribundo padre, para que él lo viera antes de morir. Horas y horas pintando con fuerza, con enorme vitalidad mezclada con tristeza, para despedir a alguien que amas. Eso es la pintura.

"Un mar como una casa" lo hice para no olvidar que pintando se hace un hogar. Por eso al mágico pentágono le abraza el mar, y a su vez abraza a una estrella. Hay fuego como en los refugios primitivos, un carballito que fue conejo y que como la pintura de Marthazul re- revolucionaron mi vida. Con el barquito de papel siempre presente y los aviones de papel que van de un lado a otro del Atlántico.

Después de recibir aquellos trabajos de Marthazul, para la expo de arte postal, vi su blog, en el que aún sigue posteando y vi sus cuadros, también en su myspace. Y siempre me gustaron sus mares, hay uno en el que puedes ver las pequeñas olas de la ría moverse, puedes escuchar su tímido sonido, ver a las algas mecerse al compás y después enredarse en la arena. Por eso siento que el mar es como una casa.





17 mar 2023

La cueva de Ligia

La cueva de Ligia, acrílico sobre lienzo, 16 x 22 cm. Dedicado a Tania M. Treviño. Invierno del 2023. Y su precio es de 85€

Entré a la preparatoria 5 de la U de G con 14 años, prácticamente todos y todas eran mayores que yo, pero Tania la que más. Me llevaba 4 años, ella había estudiado en el Conalep una carrera técnica en gastronomía y hostelería (o algo así) pero lo dejó, no sé si incompleta o si alcanzo a terminarla. Había cambiado de opinión y quería estudiar una carrera universitaria y para ello debía tener el bachillerato.

Cuando la conocí me llamo mucho la atención. Sus aportes y reflexiones en las clases, sus planteamientos, sus cuestionamientos, su feminismo, sabía de todo, le encantaba leer, tenía una amplia cultura musical, conversaba de maravilla y era muy atenta con todos y todas, estaba muy bien preparada así que nos ayudaba con aquello que no entendíamos. 

Poco a poco nos hicimos muy buenos amigos. Recuerdo un montón de anécdotas a su lado, por ejemplo, yo iba fatal en inglés, nunca se me había dado bien. Llegamos a la conclusión de que era más fácil que Tania me hiciera el examen a que yo se lo copiara, entonces recurrimos al típico truco de dejar caer el examen al suelo e intercambiarlos, así que ella respondió el suyo y el mío. Mis buenas notas en inglés y en otras asignaturas se las debo a ella, como otras tantas cosas.

Tania me enseñó que la pintura, la música, el cine, el teatro, la lectura, los autores, las autoras, la comida, los idiomas, y la poesía eran experiencias que nos aportaban emociones, conocimientos, sensibilidades, creatividad y reflexiones. Podría parecer obvio, pero al verla a ella disfrutar lo terminé de entender o asimilar, no lo había enfocado de esa manera. Me prestaba discos, libros, escuchábamos música juntas en mi departamento, mientras hacíamos las tareas o estudiábamos.

Gracias a ella conocí a Joaquín Sabina, Caetano Veloso, la Bossa Nova, Portishead, Björk y muchas músicas más, el intentar disfrutar y saborear el vino tinto (aunque nunca lo conseguí). Gracias a ella me animé a ir al teatro, a las pequeñas salas de cine donde proyectaban películas minoritarias de distintos países y en distintos idiomas. Comencé a ir exposiciones, me atreví a intentar contar mis propias historias en poemas, dibujos y pinturas. Ir a cafeterías solo y leer un buen libro.

Ella fue de las primeras personas a las que le enseñé mi pequeña producción poética y pictórica. Desde luego me corregía mis faltas de ortografía, o enriquecía con su visión aquello que me imaginaba. Mi admiración y afecto por ella era tan grande, que le hice un poema de lo más cursi, me parece que hablaba de abejas, y flores...

Años después, mientras estudiaba arquitectura, fuimos compañeros de piso, y cuando llegó a casa con la mudanza, traía muchas cosas curiosas, pero lo que más me conmovió fue una escultura, era una rama de un árbol y una máscara de cerámica que se ensamblaba con la madera, haciendo equilibrio. Nunca pensé que alguien al mudarse, llevase una escultura para colocarla en su nuevo hogar, esa pieza era especial para ella, le resultaba evocadora. La gente que pinta, esculpe, fotografía... que materializa su idea, supongo que aspira a que aquella materia signifique algo para alguien. Aquella escultura significaba mucho para Tania.

Disfrutar en compañía de la música, de las historias de los libros, de la comida, de las pinturas, de una tarde de sol, de la poesía, son experiencias lindas y van creando una memoria colectiva y afectiva entre gente que en ese momento comparte la vida.

"La cueva de Ligia" es un poema que escribió Tania y al leerlo en voz alta, se le humedecían los ojos. Lo hizo hace muchos mucho años, recuerdo muy poco de lo que decía, habla de una casa donde vivió con su familia y comenzaba a describirla. Pero todas las veces que lo leía, yo me iba a un lugar oscuro, con muy poca luz pero cálido y seguro. Por eso pinté una cueva, que al reflejarse con el suelo mojado parece una vulva, afuera la luz del día, del mundo. Dentro hay calor, lenguajes primitivos, donde la vida va con el tiempo que acompasa la luna, junto a la naturaleza, sus ciclos y la empatía.

Tania estudió sociología en la Universidad de Guadalajara, tal como lo pretendía cuando la conocí en 1995. Seguimos siendo amigos, me fui del país y nos perdimos la pista unos años, pero hace tiempo nos hemos reencontrado. Y en la distancia seguimos hablando de libros, de pintura y de música.






10 mar 2023

La Voladora de santa Tere

La Voladora de santa Tere, acrílico sobre lienzo, 16 x 22 cm. Dedicado a Patricia García. Invierno del 2023. Y su precio es de 85€.

Patricia García es una de las artistas más generosas e implicadas con todo tipo de causas, que haya conocido. Guadalajara es una ciudad muy grande, pero al final si te dedicas a la pintura y oficios similares, todos y todas nos acabamos conociendo. La segunda vez que coincidimos y hablamos fue después de la presentación de alguno de los ejemplares de la revista Casiopea. En esa charla me dijo que estaría encantada de participar, de ayudar y apoyarnos en lo que hiciera falta, porque Paty, siempre dice eso. Es una ayudadora y colaboradora vocacional, además lo lleva hasta las últimas consecuencias: Si hay que cargar cosas, va y lo hace, si hay que pasar la noche en vela trabajando, también se pone... Desplazarse en viajes interminables, pintar a cuatro u ocho manos un mural, atender un stand, pasar horas detrás de la máquina de coser, darte un buen consejo o una palabra de afecto sincero, Paty lo hará.

Ella fue como una maestra de pintura para mí, pero bajo la figura de tutora. Siempre estaba ahí para solucionar mis dudas e inquietudes, explicarme cómo hacer aquello más funcional, mejor, con mayor calidad, con profesionalidad. Me indico dónde hacer mis bastidores (con Don Rodo, leyenda de la carpintería allá en Guadalajara), como imprimar un lienzo y tensarlo. Me recomendó marcas de acrílicos y pinceles y me ofreció los suyos.

Ella estudió "Artes gráficas" en la facultad de "Bellas Artes" de la Universidad de Guadalajara, cuando terminó la carrera comenzó a pintar al óleo y con otras técnicas. La conocí en una clase guiada que hizo para mis alumnas de bachiller y yo, en el taller de grabado del "Sapo Panzón" de Belinda Palomino.

Recuerdo muchas de sus primeras pinturas, y casi estoy seguro de que las "alas" eran un elemento importante en sus obras. También los tonos ocres y fondos oscuros. Aprendí mucho de ella gracias a pasar varios días haciendo un mural para la zona de niños de la FIL de Guadalajara. Era un mural enorme que dividimos en paneles y los pintábamos en la azotea de mi piso, para después llevarlo a la feria. Viví con ella todo el proceso creativo, ideas, bocetos, preparación de los lienzos gigantes, los trazos previos, las primeras manchas en ocres, porque Paty siempre daba una capa de ocre al lienzo antes de comenzar a pintar. Vi sus pinceladas, sus mezclas, sus movimientos, su soltura. Hacer ese mural fue una escuela para mí.

Participamos juntas en publicaciones, exposiciones, subastas, expos de arte postal, viajes para vender nuestra obra o exponerla en otros sitios, organizamos festivales, performances, estuvimos en la FIL varias veces en presentaciones de la revista Casiopea y conciertos varios. Fueron años de trabajo muy intenso donde pasaba todo muy rápido y al mismo tiempo. Incluso cuando me fui de la ciudad, unos meses después expusimos juntas por última vez, fue en el Museo Emilia Ortiz de Tepic Nayarit.

Recuerdo a las mujeres aladas que pintaba Paty y también a otros personajes con unos sombreros muy curiosos, así que hice una mezcla en mi cabeza y pinté a "La Voladora de santa Tere". La llamé así, por el barrio donde ella casi siempre ha vivido. La azotea desde donde la mujer alada emprenderá el vuelo, es donde pintamos aquel mural para la FIL. El cielo colorido es un ocaso o amanecer, da igual, porque simboliza las horas de dedicación y cariño que le pone Patricia García a todo lo que hace.

Ahora Patricia García sigue en su estudio en su querido barrio de Santa Tere, pintando muchas horas al día como siempre lo hizo, con todo el cariño y profesionalidad de siempre.

 


 

3 mar 2023

La vuelta de Quetzalcóatl

La vuelta de Quetzalcóatl, piezas de cerámica, metal, plástico y acrílico sobre lienzo, 16 x 22 cm. Dedicado a Lila Dipp. Invierno del 2023. Y su precio es de 85€.

Sabía lo que era el arte objeto, pero no había conocido a alguna artista que lo hiciera. Por eso Lila Dipp me resultó fascinante, a ella la conocí por su otra profesión además de artista objetual, era (es) una excelente restaurantera, aquí le dirían hostelera.

Tenía un maravilloso restaurante, vinoteca y galería llamada el "Mío Cardio", participé en algunos eventos que hicieron y coincidimos en algunas colectivas, pero cuando me acerqué a ella, fue a raíz de organizar un evento que era una especie de festival de cafés culturales de la ciudad de Guadalajara, ella participó con su espacio. Yo vivía por Chapultepec y ella un poco más adelante, antes de comenzar el barrio de Santa Tere. A veces la podías ver pasear por la zona con un perrito o perrita.

Casi seguro que al organizar aquel festival, me invitó a su casa para afinar algún detalle del evento (no lo recuerdo bien). Entrar a su casa fue una experiencia preciosa, en el centro había un patio con jardines y árboles, como son las casas típicas de por ahí. En un costado encontrabas su estudio, era una habitación enorme, bien ventilada e iluminada, con unas mesas rectangulares grandes. Todo alrededor había cajoneras de madera, y ahí estaba la magia. Me dijo que me acercara para ver el contenido de los cajones y gualá, cada uno contenía objetos de todo tipo y de distintos tamaños, clasificados minuciosamente en: brazos, jaulas, muñecas, trocitos de madera, botones, lazos, piernas, animalitos yo creo que eran decenas de cajones de madera. Me explicó cómo organizaba su "materia prima" y lo importante que era hacerlo así, si buscaba tal cosa para integrarla en su obra, sabía con precisión su lugar. Me enseñó piezas en las que estaba trabajando, fue todo un viaje creativo.

Lila y yo intercambiamos obra, solo que la dejé en México junto a muchas obras más de otras autoras y autores. Lila Dipp también es una gestora cultural, que unía la gastronomía, la música y las artes plásticas. Y esas tres facetas de ella las hacía con una impecable profesionalidad y con proyectos tan originales como encantadores. Le ponía mucha atención a sus quehaceres, viéndola y escuchándola intentaba aprender lo que podía. Porque la hostelería también me apasiona, servir comida, recoger los platos, lavarlos, hacer bebidas calientes, ser mesero (camarero) y todo lo que implica trabajar en un restaurante me gusta.

Tenía claro que "La vuelta de Quetzalcóatl" debía hacerla con objetos. Desde hace unos años, tengo la costumbre de ir guardando cositas que me encuentro y que sospecho en un futuro me resultarán útiles. Los voy juntando en un recipiente, sin la clasificación minuciosa de Lila, y ahí quedan "esperando" a algo... En el 2017 hice una serie que se llamó "Cachitos de la huerta", porque casi todo lo que me encuentro es en las huertas (leiras), pedacitos de cerámica, de baldosas, trocitos de plástico, en fin... Todo aquello que no debería estar mezclado con la tierra.

Cuando tuve una colección considerable de pequeños objetos, jugué con ellos a encontrar y hacer formas, el resultado siempre era el mismo, algo que me recordaba a Quetzalcóatl. Primero pinté el lienzo como si fuera el cielo y el mar, aquel lugar desde donde prometió volver nuestro dios sabio. Después pegué con cuidado las piezas de la "serpiente emplumada", lo integré al fondo, con líneas de claro a oscuro de un mismo tono, así como lo hacen los "huicholes" en sus obras, coloqué a venus en el cielo que lo representa a él y a su hermano gemelo (cuate) Xólotl, el príncipe de la oscuridad.

Y también la luna, navegando. Como si fuera la barca sobre la que navegaría Quetzalcóatl.

Llevo años queriendo volver aunque sea un poco a la hostelería, pero no he podido, no sé si Lila Dipp ahora tenga o lleve algún restaurante o bar, lo que sí, sigue produciendo arte objeto, y supongo que lo hace en aquel espacio maravilloso que conocí.





 

24 feb 2023

Concepción Beisteguí y Zempoala

Concepción Beisteguí y Zempoala, acrílico sobre lienzo, 22 x 16 cm. Dedicado a Indira Castellón. Verano del 2022. Y su precio es de 85€.

Utilizar una gama cromática con el mismo tono en diversos valores, es de los recursos más originales que vi en pintura. Me causa una sensación similar a cuando ves algo con poca luz en la penumbra o por el contrario, con mucha luz, deslumbrado, así pintaba Indira Castellón.

Natalia, una alumna de mis clases de arte del bachillerato, conocía muchas de las cosas de las que hablábamos, detalles, anécdotas, obras, autores y autoras. En algún momento me comentó que su hermana mayor era pintora, así que de vez en cuando ampliábamos o extendíamos la conversación sobre el trabajo de Indira, qué exponía o dónde lo exponía. Ahora, buscándolas a ambas en redes sociales e internet, he descubierto que todas en su familia se dedican a profesiones relacionadas con el arte y la creatividad.

Las pinturas de Indira siempre me gustaron mucho. Ver su trabajo me produce sensaciones singulares, me emocionan y al mismo tiempo me despiertan curiosidad y ganas de ver más y más de sus obras. Me desconcertaba sentir lo que sentía, sin saber muy bien el motivo, hasta que ella en alguna entrevista, explicó lo qué pensaba y hacía con el color. Con cada cuadro intentaba explorar y exprimir todo lo que pudiese a una sola gama cromática. La llevaba de un límite a otro, las estiraba como si fuera un chicle. Cada uno de sus cuadros es un ensayo pormenorizado de un tono. Suele utilizar los colores fríos, incluso en los cálidos utiliza su gama fría, son cuadros llenos de melancolía, de misterio y de magia.

Ella y Marina Pallares eran amigas, supongo que fueron compañeras en la Facultad de Pintura. Cuando conocí la obra de Indira, reencontré también la obra de Marina. Ambas autoras están en la Revista Casiopea y por eso también expuse en algunas colectivas junto con ellas.

Como la obra de Indira me lleva a la nostalgia, desde ahí quise pintar "Concepción Beisteguí y Zempoala". Utilicé el color azul, como si fuera de noche. Hice la azotea de aquel edificio en la Narvarte de Ciudad de México, donde vivieron a lo largo del tiempo: mis abuelos, mis tíos, mis tías, mis primos e incluso yo. Y seguramente nunca podré volver a entrar, porque hace más de dos décadas ya no le pertenece a nadie de la familia. Era un cuarto piso, cada cierto tiempo podías ver y escuchar a los aviones pasar. Mis veranos y vacaciones las pasaba ahí. Incluso de bebé pasaba las tardes con mi abuela.

La silla y el relámpago, representan a mi abuela materna y su larga vida, espera en la azotea porque en México, suceden historias muy emocionantes allá arriba. Habitamos las azoteas, entre tendales, ropa, pinzas y cubetas.

Siempre quiero volver a ese sitio. Siento nostalgia, y por eso lo he pintado con una misma gama cromática, como lo hace Indira.